El caos que ha provocado el fraude de emisiones
contaminantes de Volkswagen está lleno de interrogantes. Como si de una torre
de naipes caída se tratase, todas las cartas están en el suelo, pero muchas de
ellas siguen boca abajo. Mientras se conoce el alcance de este drama económico
y ambiental, el goteo de noticias sobre este descomunal escándalo agravan la
situación más y más, dejando al mundo atónito.
El fraude de emisiones de Volkswagen ha sumido a la
empresa automovilística líder mundial en ventas en una crisis tan profunda que
resulta imposible ver ni un hilito de luz en el horizonte.
Un colosal escándalo
Ellos mismos han ido ensuciando la atmósfera con sus
agresivos tubos de escape, lobos vestidos con piel de cordero, hasta que la
polución ha acabado engulléndolos también a ellos.
Hace apenas unos meses, cuando arrebató el liderazgo de
ventas a Toyota, nada hacía sospechar que alcanzar la cima haría todavía más
dura la caída. ¿Cómo un grupo puntero en tecnologías eficientes, que apostaba
por la tecnologías verdes iba a destaparse con algo así?
En realidad, en el área eco-amigable sus ventas no
superan el 6 por ciento del total, y su compromiso con el medio ambiente es
“mera retórica”, afirman desde Greenpeace.
¿Pero, qué ha ocurrido?
Volkswagen reconoció haber falseado los datos de
emisiones de sus motores diésel hace poco más de una semana. La compañía
admitió su fallo el 21 de septiembre y detuvo la comercialización. La confesión
no fue espontánea, sino consecuencia de una acusación previa que no les dejaba
otra salida. Si el grupo alemán reconoció su engaño fue tras la acusación de la
Agencia de Protección Medioambiental (EPA) de Estados Unidos.
“Lamento profundamente haber decepcionado a nuestros
clientes y a la opinión pública”, dijo abochornado el presidente de Volkswagen,
Martin Winterkorn tras admitir el engaño. Y, como no podía ser de otra manera,
el estallido del escándalo ha conllevado un descrédito brutal y muy
probablemente también a millonarias sanciones.
Fraude de emisiones contaminantes de Volkswagen
Aunque la renovación de la cúpula directiva no se ha
hecho esperar, sí está tardándose más de lo razonable en ofrecer cifras claras
de los coches afectados, entre otros aspectos fundamentales, y no hay ni rastro
de las explicaciones que justifiquen el fraude.
Tampoco se conoce cómo afectará a los vehículos el cambio
del sistema. No será a mejor, eso seguro, pues limitar las emisiones resta
potencia de forma inevitable y a su vez influirá en el rendimiento de los hasta
ahora atractivos diésel.
La Bolsa ha sido inmisericorde con Volkswaguen. La
gravedad de los hechos, aún a falta de conocerlos en toda su dimensión, o quizá
precisamente por ello, se ha traducido en un caídas históricas y pérdidas
inéditas para el grupo. Su crisis, además, influye en la economía germana,
convirtiéndose en “un riesgo mayor para Alemania que la crisis griega”, apunta
Carsten Brzeski, economista de ING.
Fraude de emisiones contaminantes de Volkswagen
Las previsiones más pesimistas estiman las pérdidas en
torno a los 18.000 millones de dólares si se les aplica una multa máxima de
37.500 dólares por coche trucado, aunque es el peor de los escenarios.
Aún sin saberse a día de hoy hasta dónde llega el fraude,
puede afirmarse que Volkswagen se enfrenta a la peor crisis de su historia. Por
lo pronto, reconoce que trucó 11 millones de coches, pero algunos dudan de que
su modus operandi fuese absoluto secreto.
¿Acaso la Alemania comprometida con el medio ambiente
hasta la médula también lo está con la industria automovilística, motor clave
de su economía? Es la teoría e los ecologistas germanos. Según Oliver Krischer,
diputado de Los Verdes, para el gobierno alemán el fraude no ha sido una
sorpresa.
Fraude de emisiones contaminantes de Volkswagen
“Pese a todas las evidencias, no tomó ninguna medida para
evitar las manipulaciones. Simplemente, dejó hacer a la industria”, dice
Krischer, que no ha dudado en acusar el ministro de Transportes de conocer el
engaño con antelación. Por su parte, Merkel ha iniciado una investigación y
exige transparencia.
¿Un escándalo anunciado?
La Universidad de Virginia Occidental descubrió el engaño
hace algo más de un año, mientras hacia un estudio sobre energías verdes, entre
las que pretendían incluir el diésel. Sencillamente, los datos proporcionados
por Volkswagen no les cuadraban, ni siquiera después de alertar a la misma
compañía, que echaba balones fuera argumentando que había errores técnicos.
A continuación, comunicaron a la EPA su extrañeza ante
los resultados que, por cierto, a Greenpeace no le hubieran extrañado, pues le
tenía tomada la medida. En el caso de los vehículos usados en el estudio de
forma virtual excedían los límites, y a partir de entonces la agencia ambiental
inició una investigación.
En este campo la EPA sanciona de forma habitual a
compañías automovilísticas por niveles de polución que exceden lo permitido y/o
reconocido por éstas, ya que contravienen la Clear Air Act. Pero en esta
ocasión Volkswagen ha ido demasiado lejos, y la sanción en aquel país promete
ser histórica.
¿Cómo falseaba las emisiones?
La trampa de Volkswagen se hacía posible gracias a un
dispositivo puente que activaba los controles de emisiones para que el
rendimiento respetara los límites impuestos. Después, cuando el coche se usaba
normalmente, el mecanismo se desactivaba.
Fraude de emisiones contaminantes de Volkswagen
Gracias a dicho programa informático se podían analizar
una serie de indicadores como la posición del volante, duración del uso del
motor, velocidad y presión para adaptarse al modo que interesase. El algoritmo
utilizado era muy discreto, pero finalmente no lo suficiente.
Por lo tanto, los ingenieros de Volkswagen actuaron de
forma deliberada para salvar los controles antipolución, con el consiguiente
golpe al medio ambiente y a la salud pública. ¿El resultado? Millones de coches
en contaminando a placer por todo el mundo, regalando grandes beneficios al
grupo alemán y poniéndonos en bandeja el pasaporte a un cambio climático
enfuerecido.
Llegar hasta el fondo del asunto, realmente hasta el
fondo, requiere no solo investigar otras marcas, sino también la conveniencia
de optar por alternativas a los combustibles fósiles. via:ecologiaverde.com
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