Nota del editor: Erna Solberg es la primera ministra de
Noruega. Tommy Remengesau Jr. es el presidente de Palau. Las opiniones
expresadas en este comentario son propias de los autores.
La humanidad está causando estragos en el océano.
El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, en inglés)
publicará su informe especial sobre el océano y la criósfera en un clima
cambiante a fines de esta semana. Su mensaje predominante será que el cambio
climático, combinado con los impactos negativos de otras numerosas actividades
humanas, está devastando a nuestros océanos, provocando una disminución
alarmante de la población ictícola, la muerte de nuestros corales, y el aumento
del nivel del mar, lo que podría desplazar a cientos de millones de personas.
Existe un atisbo de esperanza: ahora contamos con arrolladoras pruebas
científicas de que el océano puede ser una fuerza potente para estabilizar el
clima y forjar un futuro seguro para todos.
Las soluciones oceánicas podrían brindar hasta el 21% de
las reducciones de emisiones necesarias para limitar el calentamiento global a
no más de 1,5 grados Celsius para el 2050. Estas reducciones podrían equivaler
a 11,8 gigatoneladas de dióxido de carbono, o de CO2e (una unidad estándar que
mide el impacto de los gases de efecto invernadero con relación a los efectos
del CO2). Esta cifra es mayor a las emisiones actuales de todas las centrales
eléctricas de carbón en el mundo.
Estas son cifras clave de un informe publicado el 23 de
septiembre, encargado por el Panel de Alto Nivel para una Economía Oceánica
Sustentable, compuesto por 14 primeros ministros y presidentes, que
orgullosamente presidimos. Demuestra en detalle, por primera vez, cómo una
economía oceánica sustentable podría desempeñar un papel mucho mayor del que
previamente pensamos a la hora de reducir nuestra huella de carbono, lo que nos
permitiría lograr los objetivos del Acuerdo de París, y cumplir con los
Objetivos de Desarrollo Sustentable propuestos por la ONU en 2015.
Dados los hallazgos del informe, el Panel de Alto Nivel
está lanzando una Convocatoria a la Acción Climática Oceánica en la Cumbre
sobre Acción Climática de la ONU en Nueva York. El llamado presenta una lista
de cinco medidas que podemos tomar para reforzar la salud oceánica y mitigar la
crisis climática.
Lo primero que deberíamos hacer es aumentar nuestra
energía renovable oceánica (como turbinas de viento frente a la costa y nuevas
tecnologías para aprovechar la energía de las olas y las mareas). Como una
alternativa a los combustibles fósiles, esto tiene el potencial de recortar más
emisiones, tanto como 5,4 gigatoneladas de CO2e anualmente para el 2050. Ese es
el equivalente a sacar más de mil millones de automóviles de las carreteras
durante un año.
MIRA: Este adolescente puede tener una solución para el
plástico en el océano
También necesitamos redoblar nuestras ambiciones en
cuanto a la descarbonización del transporte marítimo y naviero;
afortunadamente, muchas de las soluciones para hacerlo ya existen. También es
crucial proteger y restaurar los manglares, la población de algas, las marismas
de agua salobre, y otros ecosistemas costeros y marinos que enfrentan una
enorme amenaza por el desarrollo desmesurado. Implementar esto haría que
cantidades significativas de gases de invernadero no ingresen a la atmósfera,
aumentando la capacidad de la naturaleza para captar el carbono. Asimismo, el
desarrollo de fuentes de proteínas oceánicas bajas en carbono, como mariscos,
algas marinas y algas pardas, puede brindar una dieta saludable para las
poblaciones futuras y aliviar las emisiones de la producción alimentaria en
tierra.
Tenemos las herramientas para comenzar a implementar
estas medidas climáticas oceánicas ahora.
Para ganar la lucha contra el cambio climático, todos
necesitamos ponernos manos a la obra: en tierra y en mar. Exhortamos
encarecidamente a los demás líderes del mundo a implementar rápidamente estas
medidas, a fin de garantizar un futuro saludable, bajo en carbono y resiliente
al clima para nuestros océanos.
Hasta ahora, ellos han tenido un papel relativamente
menor en los planes y las estrategias climáticas nacionales. Las acciones
descritas en nuestro informe ofrecen nuevas oportunidades para luchar contra la
crisis climática. Todos los gobiernos deberían incorporar soluciones oceánicas
en sus compromisos climáticos nacionales del 2020, y en sus medidas para
cumplir con los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Hagamos fuerza para el
mismo lado y aprovechemos esta oportunidad para salvar nuestro clima,
transformando el modo en que interactuamos con los océanos.
En nuestra capacidad de líderes de Noruega y de Palau,
dos países en los que la vitalidad del océano es crítica, entendemos cómo
afecta la crisis climática a nuestros ciudadanos y al resto del mundo. No hay dónde
esconderse; los impactos de la emergencia climática se harán sentir desde las
quebradas más profundas de los océanos hasta en los puntos más altos; desde las
pequeñas islas en medio del Pacífico hasta en las naciones más grandes de cada
continente.
El océano se está tornando cada vez más cálido y más
ácido, lo que amenaza a toda la vida en nuestro planeta. Pero esta historia no
debe necesariamente terminar en tragedia. El océano puede ser una fuente
vibrante de inspiración y esperanza, y un poderoso socio en la lucha para
revertir la marea contra la crisis climática. Podemos construir una economía
oceánica sustentable que beneficie tanto a la naturaleza como a la humanidad;
pero debemos actuar ahora, antes de que sea demasiado tarde.
No hay comentarios:
Publicar un comentario