Científicos estadounidenses lograron producir hidrógeno
desde los desechos del maíz, el combustible ecológico del futuro, que solo
produce agua como desecho. Si se produce en cantidades industriales, podremos
ver vehículos a hidrógeno dentro de poco.
Las hojas de maíz, además de servir para hacer compost o
para envolver las humitas, tienen ahora un nuevo uso: producir hidrógeno y,
aunque suene increíble, para hacer andar un auto sin la necesidad de petróleo.
Así es, científicos estadounidenses del Instituto
Tecnológico de Virginia lograron producir hidrógeno a partir de los desechos
del maíz, dando la posibilidad de reducir de manera considerable el tiempo y el
costo de producción de este gas, que hoy se debe extraer a un alto costo del
petróleo o el agua, para utilizarlo en vehículos ecológicos que no emitan gases
de efecto invernadero, sino agua. Si se logra producir hidrógeno en cantidades
industriales, se podrá acelerar la llegada a gran escala de vehículos no
contaminantes y a un costo menor que el actual.
Percival Zhang, autor principal del estudio y profesor de
ingeniería de sistemas biológicos señaló que “el hidrógeno es uno de los
biocombustibles más importantes del futuro”.
Producción en masa
Durante siete años el equipo de Zhang se centró en buscar
una forma diferente a las tradicionales para producir hidrógeno de alto
rendimiento a bajo costo, y así crearon un proceso biológico que utiliza
enzimas que permiten producir hidrógeno rápidamente y con altos rendimientos a
partir de glucosa y xilosa, azúcares abundantes en los residuos del maíz, como
la coronta y las hojas de esa planta.
Los investigadores perfeccionaron el proceso mezclando el
maíz con una solución que contiene un coctel de 10 enzimas, que convirtieron la
xilosa y glucosa de la planta en hidrógeno y dióxido de carbono. Además, la
xilosa comprende hasta el 30% de las paredes celulares de las plantas, por lo
que el material es abundante, produciendo hasta tres veces más hidrógeno que los
métodos utilizados anteriormente.
Con este hallazgo se da un tremendo paso hacia una
economía basada en la producción limpia y económica de hidrógeno, proveniente
de la biomasa local. Lo mejor es que, al utilizarse los residuos del maíz, el
cereal más cultivado del mundo, no se requerirían nuevas plantaciones, sino
aprovechar los desechos del proceso de producción actual, liberando el grano
para consumo animal y humano, a diferencia de lo que ocurre con los
biocombustibles tradicionales, que compiten con el consumo alimentario.
El proyecto fue financiado en parte por la petrolera
Shell, en el contexto de su iniciativa “GameChanger”, programa que apoya a los
proyectos que prometen provocar un impacto drástico en el futuro de la energía;
y la Fundación Nacional de las Ciencias de Estados Unidos.
Los pasos a seguir tienen que ver con la producción en
masa y el equipo de investigadores indicó que ya recibió un financiamiento
importante para iniciar la producción de biomasa a escala industrial, como
segunda fase de su proyecto; asegurando además que este nuevo proceso puede
ayudar a poner fin a nuestra dependencia de los combustibles fósiles.
Fuente: eldefinido.cl
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