Si hasta finales del siglo XIX la deforestación
predominaba en la región de clima templado, actualmente es mayor en la de clima
tropical

Según el informe bianual sobre el estado mundial de los
bosques de la Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura
(FAO), la pérdida de bosques en la región de clima tropical fue similar al
aumento de la superficie agrícola (6 millones de hectáreas anuales) en ese
periodo.
Si hasta finales del siglo XIX la deforestación
predominaba en la región de clima templado, actualmente es mayor en la de clima
tropical, mientras que la superficie forestal se ha incrementado en la templada
y apenas ha cambiado en las de clima boreal y subtropical.
A nivel global la deforestación en las zonas tropicales y
subtropicales se debió a la agricultura comercial a gran escala (en un 40 % de
los casos), a la agricultura de subsistencia local (33 %), las infraestructuras
(10 %), la expansión urbana (el 10 %) y la minería (7 %).
Entre 2000 y 2010, los países de ingresos altos
registraron un incremento general de la superficie forestal, mientras que los
países de ingresos medios y bajos mostraron reducciones en ese ámbito.
Las zonas más afectadas se localizaron en los países de
bajos ingresos, donde crecen las poblaciones rurales, principalmente en América
Latina (donde la agricultura comercial está detrás del 70 % de su
deforestación), África subsahariana (más deforestada por la agricultura a
pequeña escala) y Asia meridional y sudoriental.
En la región del río Amazonas, por ejemplo, el pastoreo
extensivo, el cultivo de soja y las plantaciones de palma de aceite han
motivado la pérdida de bosques desde 1990, según el informe, que agrega que el
cultivo de palma también está sustituyendo grandes superficies de bosque
natural en el Sudeste Asiático.
Otros factores que afectan a la conversión de los bosques
son el crecimiento de la población, los cambios en los hábitos alimentarios, el
desarrollo agrícola, la tenencia de las tierras y la gestión de los cambios en
el uso de esos terrenos.
El informe destaca cómo las normas influyen a menudo en
los resultados de las políticas forestales, especialmente cuando no están bien
orientadas, se aplican de forma insuficiente o no se ajustan a las necesidades
de las partes interesadas.
Tras analizar las políticas nacionales de 35 países, poco
menos de la mitad de ellos abordaban explícitamente el cambio del uso de la
tierra del bosque a la agricultura, y viceversa.
Las pérdidas de bosques son mayores en los países de
ingresos bajos cuando las inversiones forestales y agrícolas son relativamente
bajas, según la FAO, que recomendó incluir salvaguardias sociales y
medioambientales en los planes destinados a incentivar las inversiones.
Asimismo, llamó a ordenar el territorio de forma
integrada e incluir en el marco institucional, junto a los órganos
gubernamentales, a organizaciones de la sociedad civil y el sector privado para
mejorar la gestión del cambio del uso de la tierra.
Para cumplir la agenda de desarrollo sostenible
estipulada por la ONU para 2030, la agencia destacó la contribución de la
gestión forestal para la erradicación de la pobreza, la protección de los
ecosistemas relacionados con el agua, el acceso a la energía sostenible y la
lucha contra el cambio climático.
Fuente: DiarioLibre
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