Los sitios de bajo oxígeno han aumentado más de diez
veces desde 1950 y los científicos esperan que el oxígeno continúe cayendo
incluso fuera de estas zonas si continuamos dejando que la Tierra se siga calentando.
En los últimos 50 años, la cantidad de agua en el océano
abierto con cero oxígeno ha aumentado más de cuatro veces, un elemento que es
fundamental para la vida marina.
En los cuerpos de agua costeros, incluidos los estuarios
y los mares, los sitios de bajo oxígeno han aumentado más de diez veces desde
1950 y los científicos esperan que el oxígeno continúe cayendo incluso fuera de
estas zonas a medida que la Tierra se calienta.
Para detener el declive, el mundo necesita frenar el
cambio climático y la contaminación por nutrientes, según detalla un equipo
internacional de científicos, entre ellos Lisa Levin, oceanógrafa biológica de
la Institución de Oceanografía Scripps de la Universidad de California en San
Diego, Estados Unidos, en un nuevo artículo publicado este jueves en 'Science'.
"El oxígeno es fundamental para la vida en los
océanos --apunta Denise Breitburg, autora principal y ecologista marina del
Centro de Investigación Medioambiental Smithsoniano, Estados Unidos. "La
disminución en el oxígeno del océano se encuentra entre los efectos más graves
de las actividades humanas en el medio ambiente de la Tierra", añade.
"Es una tremenda pérdida para todos los servicios de
apoyo que dependen de la recreación y el turismo, hoteles y restaurantes,
taxistas y todo lo demás --apunta en un comunicado Levin--. Las reverberaciones
de los ecosistemas no saludables en el océano pueden ser extensas".
El estudio provino de un equipo de científicos de GO2NE
('Global Ocean Oxygen Network'), un nuevo grupo de trabajo creado en 2017 por
la Comisión Oceanográfica Intergubernamental de Naciones Unidas. El documento
de revisión analizó de manera exhaustiva las causas, las consecuencias y las
soluciones del bajo nivel de oxígeno en todo el mundo, tanto en mar abierto
como en aguas costeras. El artículo destaca los mayores peligros para el océano
y la sociedad, y lo que se necesitará para mantener las aguas de la Tierra sanas
y productivas.
"Aproximadamente la mitad del oxígeno en la Tierra
proviene del océano --apunta Vladimir Ryabinin, secretario ejecutivo de la
Comisión Oceanográfica Internacional que formó el grupo GO2NE--. Sin embargo,
los efectos combinados de la carga de nutrientes y el cambio climático aumentan
enormemente el número y el tamaño de las 'zonas muertas' en el mar abierto y
las aguas costeras, donde el oxígeno es demasiado bajo para soportar la mayoría
de la vida marina".
En áreas tradicionalmente llamadas "zonas
muertas", como las de la Bahía de Chesapeake y el Golfo de México, el
oxígeno cae a niveles tan bajos que muchos animales se sofocan y mueren. A
medida que los peces evitan estas zonas, sus hábitats se reducen y se vuelven
más vulnerables a los depredadores o a la pesca. Pero el problema va más allá
de las "zonas muertas", señalan los autores.
Incluso, disminuciones menores de oxígeno pueden
obstaculizar el crecimiento en los animales, obstaculizar la reproducción y
provocar enfermedades o incluso la muerte. También es posible que desencadenen
la liberación de sustancias químicas peligrosas como el óxido nitroso, un gas
de efecto invernadero hasta 300 veces más potente que el dióxido de carbono y
el sulfuro de hidrógeno tóxico. Aunque algunos animales pueden prosperar en
zonas muertas, la biodiversidad en general disminuye.
EL CAMBIO CLIMÁTICO, CULPABLE EN MAR ABIERTO
El cambio climático es el culpable clave en el océano
abierto. El calentamiento de las aguas superficiales hace que sea más difícil
que el oxígeno llegue al interior del océano y, a medida que el océano como un
todo se calienta, contiene menos oxígeno. En las aguas costeras, el exceso de
contaminación de nutrientes de la tierra crea floraciones de algas, que drenan
oxígeno a medida que mueren y se descomponen. En un giro desafortunado, los
animales también necesitan más oxígeno en aguas más cálidas, incluso cuando
están desapareciendo.
Los medios de vida de las personas también están en
juego, informan los científicos, especialmente en las naciones en desarrollo.
Las pesquerías más pequeñas y artesanales pueden ser incapaces de reubicarse
cuando el bajo nivel de oxígeno destruye sus cosechas o fuerza a los peces a
trasladarse a otro lugar. En Filipinas, el sacrificio de peces en corrales de
acuicultura de una sola ciudad cuesta más de 10 millones de dólares. Los
arrecifes de coral, una atracción turística clave en muchos países, también
pueden consumirse sin suficiente oxígeno.
Algunas pesquerías populares podrían beneficiarse, al
menos a corto plazo. La contaminación de nutrientes puede estimular la
producción de alimentos para los peces y cuando los peces se ven obligados a
agolparse para escapar del poco oxígeno, pueden ser más fáciles de atrapar. Pero
a la larga, esto podría provocar una sobrepesca y daños a la economía.
Para mantener el bajo nivel de oxígeno bajo control, los
científicos creen que el mundo necesita abordar el problema desde tres ángulos.
Primero hay que abordar las causas, como la contaminación de nutrientes y el
cambio climático. Apuestan por mejores sistemas sépticos y saneamiento para
proteger la salud humana y mantener la contaminación fuera del agua y la
reducción de las emisiones de combustibles fósiles, que no solo reduce los gases
de efecto invernadero y combate el cambio climático, sino que también disminuye
los peligrosos contaminantes del aire como el mercurio.
Otro punto clave es, a su juicio, proteger la vida marina
vulnerable, como las pesquerías en riesgo de mayor estrés. Según el equipo de
GO2NE, esto podría ser la creación de áreas marinas protegidas o zonas de no
captura en áreas que los animales usan para escapar del bajo nivel de oxígeno,
o cambiar a peces que no están tan amenazados por la caída de los niveles de oxígeno.
También proponen mejorar el seguimiento de zonas poco oxígeno en todo el mundo,
puesto que no se sabe exactamente dónde estarán esas zonas de bajo oxígeno.
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